Me alegro de que en este mundo en el que vivimos haya gente como tú Adolfo, con ese ahínco de búsqueda interior -sin perderse completamente en ella- y con la fortaleza necesaria para comandar tu vida siendo tu propio patrón. A través de la mirada subjetiva descubrimos las dificultades a las que tienen que hacer frente cada día miles de latinoamericanos cuya calidad de vida cambia radicalmente por el hecho de vivir a un lado u otro de una línea fronteriza.