Sus grandes actuaciones hicieron que rápidamente la afición universitaria le diera el apodo de «Matador» debido a su sangre fría a la hora de definir, inspirados además en la canción homónima del grupo musical argentino Los Fabulosos Cadillacs, que en esa época estaba de moda en Latinoamérica. Asimismo, fue en esta época cuando patentó su particular forma de celebrar los goles: hincaba una pierna, agachaba la cabeza, estiraba su brazo derecho y apuntaba con el dedo índice hacia el cielo.